Leí, el 12 de septiembre un artículo con este título en el diario El Mundo.

Aparte de aportar los datos que ya conocemos: el 80% del tejido empresarial en España lo constituyen pymes y el 70% fracasa antes de los 4 años de vida, el artículo hace un comentario curioso:

Dice que la falta de formación no es “el problema”, pues más del 50% de los emprendedores cuentan con estudios universitarios. ¡Como si una carrera de ingeniería, o filosofía o medicina, me ayudara a ser mejor empresario! A mi modo de ver, el problema sí es la falta de formación, pero formación empresarial.

Después aporta una cita de Trias de Bes que me parece mucho más sensata, pues dice que en España se concede excesiva importancia a la idea, mientras que los países anglosajones se concentran en el modelo de negocio. “Existe la creencia de que con una idea original y sorprendente ya tienes asegurado el éxito, cuando lo fundamental […] es cómo poner en valor esa idea y cómo ejecutarla”.

Y ahí coincido con esta idea y con el trabajo que hago a diario con mis clientes: intentar que el empresario se centre en cómo funciona su negocio, en cuáles son los procedimiento, el modelo, etc. y no tanto en el producto o servicio, que con ser importante es, casi, una excusa para poner el negocio. Es decir, recordar que como empresario, tu producto es la propia empresa. Y ganarás mucho dedicándote a asegurarte de que está bien gestionada y dirigida. Una empresa bien dirigida y gestionada, puede tener éxito aunque su producto no sea el de mayor calidad entre la competencia. Un modelo de negocio que potencia la experiencia del cliente puede tener mucho éxito, aunque el producto base sea algo menos que espectacular.

¿De qué mueren los nuevos emprendedores? De mirarse al ombligo, podríamos decir. ¿Como puedes evitarlo tú? Pasa tu tiempo pensando en qué valor aportas a tus clientes, y no en lo bueno que eres o lo espectacular que es tu producto.