Aquí está:

  1. Define con absoluta precisión y claridad el valor que aportas a tus clientes. Es decir, en qué sentido estarán mejor una vez que hayas acabado tu trabajo.
  2. Identifica quiénes pueden puede tomar la decisión económica de comprar tu producto o servicio
  3. Haz un plan para facilitar encontrarte con ellos y que ellos puedan encontrarte fácilmente.

Para quienes necesitan algo más de explicación:

El valor que aportas a tus clientes no es ni tu producto ni tu servicio. No es el diseño, ni el corte de pelo, ni aparecer en una nota de prensa, ni pintarle la casa… El valor es lo que él o ella gana personal o profesionalmente. Por ejemplo, atraer clientes más fácilmente, sentirse más atractivo o atractiva, obtener un entorno que le haga sentir que vive donde quiere vivir, y le de paz y tranquilidad u orgullo…

Como ejercicio, intenta definir el valor que aportas sin mencionar tu producto o servicio. Quizá no sea tan fácil como pudieras pensar. Y si lo consigues, intenta hacerlo en una frase, o como mucho dos.

Muchas veces, nos resulta más fácil hablar con personas que NO tienen capacidad de decisión. NO PIERDAS TU TIEMPO. Imagínate la situación: el técnico informático que te pidió el presupuesto para tu aplicación, te dice que tu producto está muy bien, le has enseñado una o dos demos,  y llevas dos o tres meses detrás de él. Finalmente, le presentas un presupuesto y te dice que él no puede tomar la decisión. Quien la toma es una persona a quien no has visto, ha quien no has demostrado el valor que aporta tu producto y tampoco ha visto tus demos ni a ti (probablemente el jefe de este al que has estado persiguiendo durante meses), pero que ya te llamarán. Exactamente como si acabases de comenzar el proceso desde el principio otra vez.

Pregúntate: ¿Cómo es que no sabías que tu contacto no era quien tomaba la decisión final? Si no sabes quién tiene la capacidad de liberar el dinero para pagar tu producto, es cuestión de suerte lograr la venta.

Haz lo posible por estar donde estan quienes pueden comprar tu producto, y por que ellos puedan encontrarte, es decir, que sepan de tu existencia. ¿Qué actividades suelen hacer? ¿Qué leen? ¿Qué ven?… pues eso.

Podemos hablar horas, días y semanas más sobre esto, pero sólo serían anotaciones y aclaraciones a los tres puntos.

Buena suerte, tus clientes estás esperando alguien que se atreva a venderles lo que ellos quieren