Estos días en los que las actividades a nuestro alrededor pueden hacernos perder un poco el ritmo de trabajo habitual ofrecen una excelente ocasión para reflexionar.
Para reflexionar sobre dónde vamos, cómo ha ido el año, qué ha ocurrido en concreto. Y lo mejor es hacerlo sin ánimo de “arreglar” nada, al menos inicialmente. Simplemente, con la idea de repasar lo ocurrido. Puede resultarnos difícil no comenzar a hacer propósitos de arreglar esto o aquello (y sin duda, en algún momento podremos y deberemos hacerlo). Pero, antes, es muy frutcífero simplemente observar y repasar lo que ha ocurrido.
Y, si te atreves a tanto, intenta ver dónde han tenido particular efecto tus fortalezas: qué cosas haces bien y se nota. En qué has podido “brillar”… sea en lo que sea.
Tenemos una tendencia a buscar lo que hacemos mal, sea para castigarnos, para darnos una excusa por no hacer las cosas, o para intentar “resolver” la situación. Hoy te invito a que dediques un rato estos días a ver qué has hecho bien, dónde han destacado tus habilidades especiales…
Nadie llega a la excelencia fijándose en lo que hace mal, sino desarrollando sus fortalezas.