En las páginas salmón de El País, del domingo 29 de noviembre, en un artículo titulado “Aún queda camino por recorrer”, en el que se analiza la nueva Ley de Economía Sostenible (sic), se expresan diferentes opiniones de expertos al respecto de la nueva ley. Al margen de los comentarios concretos, me he fijado en algunos datos (que no opiniones) sobre dónde estamos en España. Es cierto que al hacer esto, uno tiende a fijarse en lo negativo, aunque sea por centrarse en dónde hay que mejorar (un paradigma a veces discutible y discutido). Lo que no es discutible es que estamos muy abajo en algunas categorías en las que no es ninguna ventaja estar atrás:
Cito libremente del artículo: “Es en el terreno de la I+D en el que España lleva más desventaja con respecto a sus socios europeos más prósperos. “Gastamos más en loterías que en I+D, el doble para ser exactos. (Negritas mías, aquí y en adelante.) Así no podemos competir en la economía global del siglo XXI”, afirma Mauro Guillén, quien recuerda que el Gobierno acaba de recortar el gasto en estas partidas en los Presupuestos Generales del Estado para afrontar el déficit.”
“Aunque España ha aumentado el gasto en investigación y desarrollo en los últimos años, éste constituye aún el 1,3% del PIB, comparado con la media del 2,3% en los países de la OCDE. Para no perder este tren, España deberá seguir el ejemplo de países como Suecia, Finlandia, Suiza, Corea del Sur o Japón, que apostaron hace años por la tecnología, la formación, la flexibilidad y que invierten más del 3% de su PIB en I+D.”
“Otro punto flaco es la competitividad. España figura en el puesto 33º de 134 países en el último Índice de Competitividad Global que publica anualmente el Foro de Davos, que analiza anualmente a 134 países. Y el IMD World Competitiveness Center de Lausana (Suiza) coloca a España en el 39 de 57, por detrás de Portugal o la República Checa.”
“La formación de la mano de obra es esencial para que se consolide un nuevo modelo productivo, y España tiene mucho camino por recorrer en este terreno para ponerse a la altura de sus competidores. Sin distinción de color político, Gobierno y oposición han sido incapaces de alcanzar un pacto de Estado sobre educación en las últimas tres décadas. España supera a todos los países de la OCDE en fracaso escolar. Cuatro de cada diez jóvenes españoles han repetido curso en los últimos 15 años.
Efectivamente, no son buenas noticias. Pero las traigo aquí, por si alguien no las ha leído o no lo sabe y aún piensa que haciendo más de lo mismo, podemos llegar a algún sitio que no sea el mismo donde ahora nos encontramos.
¿Para un pequeño empresario qué quiere decir esto? Que cualquier esfuerzo que haga para mejorar su productividad, le destacará de la competencia, por un lado, y le permitirá obtener mayores beneficios, por otro. El hecho de que la productividad y competitividad estén tan bajos nos permite distinguirnos de nuestros competidores sin necesidad de hacer algo muy extraordinario: simplemente aplicar criterios básicos y sólidos de gestión, comercialización y productividad. Es decir: desarrollar su mente empresarial y convertirse en emprendedor.
Si la economía española se convierte en más competitiva y más productiva, será mucho más difícil desmarcarse de nuestros competidores: este momento es, para quien lo quiera aprovechar, una oportunidad.
Sólo de ti depende.