Otro post de Alejandro Sánchez (este hombre es una mina :-), donde habla sobre la Ley del Emprendedor que el gobierno de Mariano Rajoy se comprometió a sacar adelante.
Efectivamente, los emprendedores necesitan (¿necesitamos?) una legislación que facilite la creación de empresas, que facilite que se disponga de liquidez (por ejemplo, postponiendo el pago del IVA hasta que se haya cobrado la factura, al menos, o, por qué no, hasta final del año) y que potencie la financiación por parte de Business Angels e inversores de cualquier tipo.
Además de todo esto, creo que debería existir algún tipo de legislación que permitiese que, al menos las pymes, no tuviesen las mismas obligaciones salariales que las empresas más grandes. Y no me refiero a la seguridad social, sino al coste de despedir a un trabajador.
Parece que una vez contratado, un trabajador comienza a adquirir un derecho por el mero hecho de haber sido seleccionado para un puesto de trabajo. Si el proyecto no va bien, el emprendedor tiene que pagar para despedir a la persona que no puede pagar…
Entre mis clientes hay varios que no se pueden permitir despedir a nadie de su exigua plantilla, por el coste que les supone. Y sin embargo tienen un par de trabajadores que no “rinden” (y sus compañeros tienen que hacer el trabajo que ellos no hacen). El porqué puede ser diferente: ya lleva tiempo allí el trabajador y ha perdido la motivación, el trabajo no le supone un aliciente, no se quiere actualizar, ha tenido malas experiencias, ha perdido la ilusión… lo que sea.
A pesar de lo que se pueda pensar, los pequeños empresarios hacen todo lo posible por recuperar a las personas que ya están allí, pues encontrar a alguien para sustituirles (incluso a un mal trabajador) les resulta complicado: leer curriculums, hacer entrevistas (que no saben en realidad hacer), tomar una decisión, esperar hasta que la nueva persona se ponga al día. Todo esto sin contar con el mal trago que supone despedir a alguien.
En resumen, un pequeño empresario se lo piensa mucho antes de contratar a una nueva persona (igual que se lo piensa mucho antes de despedir a alguien que no funciona bien). Si hubiese más agilidad en este ámbito, habría más puestos de trabajo, los trabajadores más jóvenes podrían adquirir más experiencias y las pequeñas empresas y emprendedores podrían arriesgarse más fácilmente a contratar…