Estos días, durante unas reuniones que he mantenido, he estado en contacto con bastantes empresarios, propietarios de pymes y micropymes, y me ha sorprendido agradablemente la energía, las ganas de salir adelante, de trabajar y de hacer lo necesario para tener éxito que he visto. Son, en su mayoría, empresarios jóvenes, con formación y buenos conocimientos de su profesión. Y sobre todo, son una excepción en el preocupante porcentaje de la población cuyo principal objetivo es “sacarse una oposición”.
Lo que también me ha sorprendido, sin embargo, es que su idea de hacerlo “a mi manera” incluye el no seguir un desarrollo empresarial de su proyecto más o menos ajustado a lo que una empresa necesita. Como si pudiesen obviar los fundamentos empresariales a base de buena fe, energía y conocimiento profesional. Como si hubiese algún prurito personal en salir adelante “a mi manera”, sin seguir reglas ni estructuras.
Es una lástima ver que profesionales que no soñarían con saltarse los fundamentos de su profesión y levantarían las cejas ante cualquiera que osase hacerlo, no pestañean cuando deciden que, por ejemplo, no quieren limitarse escogiendo un nicho muy concreto. O, por ejemplo, dicen que sus servicios son difíciles de catalogar porque son muy amplios (o integrales, por utilizar la palabra de moda). O no hacen un seguimiento financiero de lo que les cuesta cada venta…
Además, parece que tienen una implicación muy personal con hacerlo “a su manera” porque cualquier comentario sobre este aspecto parece generar resistencias y defensas, que de repente parecen muy importantes. Mi único intento de aclarar exactamente qué hacían — en una de mis entrevistas — pareció convertirme en algo así como “el que trae malas noticias”
Esta es una de las manifestaciones de la empresa sin empresario: negarnos a ver que una empresa se construye en base a unos fundamentos y cimientos, y mientras no estén bien asegurados, todas nuestras acciones estarán un poco a expensas de la falta de fijación de las bases.
Quizá esto sirva de recordatorio: existe una carrera denominada Ciencias Empresariales. La gente paga decenas de miles de euros por hacer un Máster o un MBA. ¿Quizá haya algo que aprender sobre cómo se dirige una empresa?
Con un poco de atención a estos aspectos, y la energía que ya ponemos, tendremos muchas más posibilidades de éxito en nuestro proyecto, y al fin y al cabo, es de eso de lo que se trata, ¿verdad?
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