Como comenté en mi anterior artículo, empiezo una serie sobre cómo sería el trabajo que haríamos juntos, si un día comenzamos a colaborar.

Y esto lo escribo para que puedas hacerlo por tu cuenta, si quieres.

O al menos para que puedas explorar cómo va cambiando tu mentalidad (y por lo tanto tu negocio) conforme vas pasando por el proceso.

Este proceso es esencial – lleves el tiempo que lleves – , si no estás consiguiendo los resultados que te gustaría con tu negocio o estudio o despacho.

Explico por qué en el artículo anterior.

 

¿De qué va tu negocio?

Lo primero de lo que hablaríamos es “de qué va tu negocio”.

Lo que me suelen contestar es algo como “soy arquitecta” o “tengo una empresa de construcción”, o “me dedico a …”.

¿Cómo contestarías tú a esta pregunta?

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Verás que a lo largo de esta conversación que estoy manteniendo contigo – en diferido, es cierto, pero te tengo en mente cuando escribo – casi siempre hay más de un nivel desde el que “leer” o interpretar las respuestas (y las preguntas están hechas con esa idea).

Independientemente de si la arquitectura es un buen negocio o no, en estas respuestas hay algo claro: la persona identifica su negocio con lo que él o ella hace.

Es decir: identifica su negocio con el producto.

Negocio = producto

Esto es un grave error, porque una cosa es tu negocio (por ejemplo, una tienda, o un estudio) y otra cosa muy, muy diferente es el producto o servicio que entrega tu negocio a cambio del dinero que recibes.

Aunque parezca de cajón, lo voy a repetir porque es muy importante:

Una cosa es tu negocio, y otra cosa es el producto o servicio.

Piensa qué quiere decir esto…

Si quieres vivir de tu negocio, necesitas construir tu negocio.

No necesitas desarrollar tu servicio.

Al menos no como clave para que tu negocio funcione como quieres.

Un servicio o un producto nos habla de lo que tú haces.

Pero, en realidad, no es un QUÉ.

Es un CÓMO.

Vamos a desempaquetar esto un poco más:

El QUÉ es lo que tu cliente se lleva. Lo que gana con trabajar contigo (lo veremos más adelante).

Lo que tú haces (arquitecta, abogada, informático, etc) es CÓMO consigues que tu cliente se lleve esto.

Esa diferencia es clave para todo lo que viene a continuación.

Si no logras hacer esta separación – primero en tu cabeza y luego en todo lo que hagas, digas y escribas – te resultará muy difícil tener un negocio rentable y sostenible.

Todo pasa porque identifiques de qué va tu negocio.

Cómo identificar claramente de que va mi negocio

La manera en la que se puede identificar más claramente es con una de dos preguntas:

¿QUE haces para QUIÉN?

O (es una versión más afinada de la misma pregunta).

¿Cómo mejora la vida de tu cliente por haber pasado por tus manos?

Si te esfuerzas en contestar esta pregunta, sin que en la respuesta aparezcas tú, ni tu empresa, ni tu servicio, significará que estás orientando la respuesta en la dirección adecuada.

Y lo que viene después será mucho más fácil.

En el siguiente artículo profundizaremos el Quién y Qué.