En los últimos artículos (artículo1, artículo2,  artículo3), estoy haciendo un repaso o un paseo por cómo sería si estuviésemos trabajando juntos.

Una charla, como si estuviésemos dando una vuelta y hablando de tu pequeño negocio.

Por dónde empezaríamos y qué cosas haríamos.

Además, como estos artículos los espacio semanalmente, es muy parecido al ritmo de trabajo real.

Al menos en lo que se refiere a mis aportaciones.

Porque verás que falta algo muy importante.

Falta que tú traigas lo hecho, lo hablemos, lo afinemos, etc.

Para que no se quede en teoría, buenas ideas y mejores intenciones.

Si no lo vas haciendo, verás que conforme avanzo te resultará cada vez un poco más difícil pasar a la acción e incluso entender algunas cosas.

No desesperes.

Es lo que tiene esto de los artículos por escrito.

Que no te obligan a trabajar, como te obliga tener una reunión programada conmigo.

Lo que falta es lo que los anglosajones llaman “accountability”: el tener una cita con alguien al que le vas a presentar algo. Esto es uno de los principales factores que diferencia el simplemente saber algo de llevarlo a la práctica.

Y, recuerda, hasta que no lo has llevado a la práctica, realmente no has empezado a saberlo.

La teoría está muy bien, pero es importante experimentar cómo es esto en la vida real y que puedas aprender a hacer las cosas los suficientemente bien, sin bloquearte y sin saltarte pasos.

Para ello necesitas comenzar por la parte de “hacer las cosas”.

Así que te comento 2 cosas:

1 – Cuento con que tú serás tu propio partner de accountability.

2 – Hacer algo regular, es mejor que no hacerlo.

Pasar a la acción genera una inercia positiva.

Así que no hace falta que esperes a que se acabe esta serie de artículos para ponerte con este trabajo. Está pensada para que vayas avanzando. Si no haces lo que te propongo en el artículo anterior, por ejemplo, conforme te llegue más información, tu interpretación será más y más limitada. Y no te darás cuenta.

Bueno, en lugar de 2 cosas, van a ser tres:

3 – Si tienes alguna duda o pregunta sobre lo que voy escribiendo, escríbeme a vuelta de correo y haré todo lo posible por contestar cuanto antes.

¿Qué te parece?

Bueno a lo de hoy.

Quería hablarte sobre las barreras a las que se enfrenta tu cliente, pero lo voy a dejar para la semana que viene, si te parece.

 

Que te motivó a emprender por tu cuenta.

Este será un artículo sobre motivación.

Pero no es para motivarte. Sino para identificar qué te motivó.

De verdad.

Hay, básicamente, 3 motivos por los que alguien se pone por su cuenta.

1 – Me he inventado algo, o he conocido algo que me ha encandilado. Estoy emocionado con este producto, servicio o idea y quiero que todo el mundo lo conozca, así que he montado un negocio para ello.

2 – Sé hacer algo. Tengo una profesión que se me da bien. Y quiero ganarme la vida con esta profesión, así que me monto un negocio, un despacho, un estudio.

3 – Me he dado cuenta de que hay una oportunidad de negocio. Una carencia que se podría resolver y ganar dinero, así que me monto un negocio para comercializar esta manera de cubrir la oportunidad.

Y, no hay mucho más.

Podríamos decir que hay una cuarta motivación, pero es en realidad “transversal” – podría ser aplicable a cualquier de las tres:

Me he quedado sin trabajo, no tengo salida, tendré que ponerme por mi cuenta en algo.

Es el caso de alguien que, preferir, preferir, lo que se dice preferir, preferiría trabajar por cuenta ajena.

Pero como no lo consigue, se pone por su cuenta con una de las 3 modalidades anteriores.

Resumiendo, estos son los tres posicionamientos iniciales:

1 – El enamorado o friki (de un producto o descubrimiento).

2 – El profesional liberal (que siente que quiere desarrollar su profesión).

3 – El emprendedor (que ha visto una oportunidad de negocio y quiere aprovecharla).

¿Cuál es el tuyo?

¿Cómo de lejos estás del posicionamiento de “emprendedor”?

Porque cuanto más lejos estés del “emprendedor” y más cerca de uno de los otros dos, más te va a costar dar con una oferta irresistible.

¿Por qué?

 

Qué transmite cada motivo y cómo impacta en tu discurso comercial

Veamos el discurso que inconscientemente transmite cada uno:

1 – Esto me encanta, espero que a ti también. ¿Me pagas por que esto es tan chulo?

2 – Mira lo que sé hacer y los títulos que tengo. ¿Me pagas por hacer lo que me gusta?

3 – He visto que tienes un problema y te lo puedo resolver. ¿Me pagarías por quitarte este problema (o conseguirte esta aspiración)?

 

Cómo cliente, cuál crees que haría más probable que le comprases. Que le dieses dinero.

Cuanto antes comiences a pasar a la mentalidad del número 3 (aunque hayas descubierto algo muy interesante y aunque seas un profesional), antes comenzarás a lograr que tu negocio ruede de manera estable.

No compramos lo que el otro sabe, necesariamente.

Compramos lo que nosotros nos llevamos gracias a lo que el otro sabe.

 

Y así…

 

Probablemente ya te hayas dado cuenta (y si no te invito a que lo leas de nuevo artículo3), lo que te propuse en el artículo anterior en realidad tiene que ver con pasar tu “mensaje” de las motivaciones 1 y 2 (que se plantean desde tu punto de vista) a la motivación 3 (desde el punto de vista de tu cliente).

Así que este es el trabajo continuado para esta semana:

Identifica qué oportunidad de negocio estás cubriendo, qué necesidad no atendida subsanas.

Si quieres, te puedes descargar un documento adicional para ayudarte desde AQUÍ.

Y en el siguiente artículo hablaremos de barreras.