El modelo de negocio…

Si te pregunto cuál es tu modelo de negocio, ¿qué responderías?

Entre tú y yo… (ahora que no nos oye nadie) ¿sabes qué quiere decir esto de «modelo de negocio»?

Porque cuando pregunto por ahí, me suelen decir cosas cómo:

  • “Somos especialistas en resolución de problemas informáticos”
  • “Ofrecemos servicios de asesoría de todo tipo, a todo tipo de clientes”
  • “Queremos ser el referente en diseño para pymes”

Esto no tiene nada que ver con tu modelo de negocio. Pero si se me ocurre decirles que eso no me suena a modelo de negocio, me dicen: “De verdad que sí, que queremos ser el referente … etc. etc.”

Vamos a ver: seguro que es cierto lo que dicen, pero eso no lo convierte en un modelo de negocio.

Así que he llegado a la conclusión – espero que no precipitada – de que no tenemos muy claro qué es un modelo de negocio  (en qué consiste, cómo se formula, cuáles son las partes que lo componen) pero vamos por ahí como si lo supiéramos.

Incluso me atrevería (venga, me atrevo) a decir que no saben muy bien qué se les está preguntando.

Porque, y este es casi el peor escenario posible – no sabemos que no sabemos!

Parecen pensar que sobrevivir y «hacer dinero» son estrategias que pueden soportar el crecimiento de un negocio.

 

La creatividad en el modelo de negocio, no en el producto

Si consideramos que el principal área de atención, creatividad y desempeño para el empresario (quiero decir, donde realmente puede marcar una diferencia) es en las diferentes partes de su modelo de negocio, en modificar su relación o la importancia relativa de cada parte – o incluso en un modelo nuevo o modificado – podríamos decir “Houston: tenemos un problema”.

 

¿Qué es esto de un modelo de negocio?

Una manera de entender el modelo de negocio es como si fuera el “diseño” que aplicamos a nuestra empresa: cómo encajan las diferentes partes entre sí.

Si quiero diseñar un coche, hay unas partes básicas que todos tienen: motor, suspensión, sistema de refrigeración, sistema eléctrico, etc., pero dependiendo del uso que le quiero dar al automóvil o de qué quiero destacar, cada uno de estos sistemas será diferente.

No es igual diseñar un coche para ir por la ciudad, poder aparcar fácilmente y que consuma poco, que un coche para viajar principalmente por autopista y que sea muy seguro, o un coche para trabajar en zonas rurales sin asfaltar…

Las prestaciones, por ejemplo de la suspensión, serán muy diferentes en cada diseño. Y lo mismo con la suspensión. Y lo mismo con el motor…

De igual manera que diseñamos un coche para ciertos entornos, diseñamos una empresa para que funcione en un entorno y un mercado concretos. No podemos utilizar cualquier coche para cualquier entorno (al menos no con prestaciones muy buenas); de igual manera, no deberíamos aplicar un modelo de negocio que no sea el más adecuado a las circunstancias.

Digo al principio que no tenemos un modelo de negocio “decidido conscientemente”, porque modelo sí que tenemos: cualquier negocio está estructurado alrededor de una idea de cómo ha de funcionar, pero el empresario no tiene por qué estar familiarizado con esta idea.

De hecho, puede que no haya pensado nunca en su modelo de negocio. En tal caso, le resultará muy difícil retocar aquí y allá para obtener mejores beneficios, o ser más eficiente, o lo que sea.

Si crees que quizá tengas una laguna aquí, o incluso si piensas que no, te invito a que formules tu modelo de negocio actual, por escrito.

¿Por qué es importante pensar en el modelo de negocio?

Los grandes “cambios” en cómo compramos, cómo vemos películas, cómo nos movemos por la ciudad, entre muchos otros, proceden de cambios de modelo de negocio.

Por ejemplo:

  • Southwest Airlines inventó el modelo de negocio “low-cost” que cambió para siempre la idea que tenemos de en qué consiste viajar en avión.
  • Netflix desarrolló un “modelo de negocio” de alquiler de películas tan exitoso que acabó con los video clubs.
  • Amazon desarrolló un modelo de negocio que está cambiando cómo vivimos y compramos en casi todo el planeta.
  • AirBnb tiene un modelo de negocio que ha cambiado para siempre cómo viajamos.
  • El alquiler de bicicletas en la ciudad, el alquiler de automóviles o motocicletas por horas… son todo ejemplos de cambios de modelo de negocio. Digo cambio, porque estas empresas llegaron a un sector que ya existía y que estaba en estado de madurez.

Mi negocio es nuevo

No se trata de que sean negocios «nuevos». El bar de la esquina de mi casa también es «nuevo» (no estaba el año pasado), pero el modelo de negocio – cómo ha organizado las diferentes piezas que lo componen – no es nuevo. Es el mismo de muchos otros bares.

Netflix, por ejemplo, no se propuso alquilar mejores películas, o más baratas, o con mayor selección… esto hubiera sido intentar destacar con el mismo modelo de negocio.

Fue un cambio total de “concepto de negocio”.

Esta es la potencia que tiene conocer íntimamente y trabajar con tu modelo de negocio.

 

Tu modelo de negocio

Un primer paso que te propongo es identificar tu modelo actual, poniendo nombre a las diferentes partes.

Quizá aprendas que no sabes en realidad en qué consiste un modelo de negocio, o quizá sí. En cualquier caso, seguro que averiguarás muchas cosas.

Lo que sí es seguro es que si no pones nombre y cara a tu modelo de negocio, estarás muy limitado en cómo podrás reaccionar ante cualquier cambio importante y cada vez te verás más como uno “del montón”.

Trabajar el modelo de negocio es una de las principales áreas de mejora en los procesos de coaching empresarial. Aquí puedes encontrar más información sobre el coaching empresarial en sus diferentes vertientes.