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Este era el título del seminario que impartí los días 17, 18 y 19 de noviembre, en la Cámara de Comercio de Las Palmas, y también del que comienza mañana, asimismo con la Cámara de Comercio de Las Palmas, esta vez en su antena en el municipio de Guía, y se prolongará los días 1, 2 y 3 de diciembre.

Me encontré con un grupo excelente: muchas ganas de aprender y sobre todo de participar. Creo que en ocasiones mi planteamiento les pudo resultar algo “extremo”, pero a veces necesitamos que alguien nos saque de nuestra complacencia con lo que pensamos y nos ayude a ponernos en marcha y dar pasos concretos. Y este es el objetivo principal del semnario: salir de él con cosas concretas que puedes hacer.

Me sorprendieron muy agradablemente las ganas y el entusiasmo generales por participar y esto es algo muy digno de elogio.

No obstante, creo que aún necesitamos darnos cuenta de que no hay ninguna posibilidad de poder ser buenos empresarios o emprendedores si continuamos manteniendo la fantasía de que puedo hacerlo sin salir de donde estoy en la actualidad: sin considerarme emprendedor o empresario, pensando que en el fondo soy arquitecto, médico, fontanera o peluquero, por ejemplo y no empresario. Hasta que no dé el paso, lo más probable es que siga como estoy ahora mismo: sin una idea clara de dónde voy, ni de cuáles han de ser mis siguientes pasos.

Hace algún tiempo ya hice algunos apuntes sobre esto, en concreto en Empresas sin empresarios y en A mi manera… pero, este es uno de los paradigmas más difíciles de soltar para un nuevo empresario. Y sin embargo, por ahí pasan las posibilidades del éxito empresarial.

Recuerda, si has puesto una empresa, no tienes elección: ya eres empresario. Sólo puedes decidir si vas a ser buen empresario o mal empresario. Pero hay dos buenas noticias: la primera es que sólo depende de ti. No tienes que pedirle permiso a nadie, ni hacer una solicitud, ni presentar una instancia. Sólo tienes que decidir que vas a ser buen empresario o emprendedor y acto seguido, ponerte a ello. ¿Cómo? Estudiando, hablando con quien ya lo ha hecho, contratando un coach que ya conozca el camino, uniéndote a un grupo de trabajo bien organizado… lo que sea.

La segunda buena noticia es que la inmensa mayoría de tu competencia está en la misma situación que tú: no quieren ser empresarios. Así que en cuanto decidas dar el paso y, por lo tanto, comiences a hacer otras cosas y sobre todo desde otra perspectiva, te destacarás de ellos muchísimo y los dejarás atrás.

Recuerda: sólo depende de ti.