Hace poco estuve impartiendo unas jornadas de desarrollo de habilidades para el emprendimiento que, como te puedes imaginar, está basado en desarrollar conceptos mentales, más que en otra cosa.

Flotaba en el ambiente la idea de que no todo el mundo “está hecho” para ser emprendedor, y, a la vez, parece haber un impulso general para que los que no encuentran trabajo, se dediquen a emprender.

A la pregunta, ¿es para todo el mundo lo de ser empresario? me gustaría contestar lo siguiente:

Todo el mundo puede ser emprendedor o empresario (que son dos cosas diferentes), pero a unas personas les puede costar más que a otras. Esto no quiere decir que si eres de aquellos a quienes les cuesta más no se pueda, sino que no será fácil.

¿Qué quiero decir con que no será fácil? Todo el mundo sabe que hay pocas cosas fáciles en la vida. El trabajo, las relaciones, etc. pueden no ser nada fáciles. ¿Por qué iba a ser fácil convertirse en empresario? Pues que, además de las dificultades inherentes a cualquier desempeño, convertirse en emprendedor implica un cambio de paradigma para muchas personas.

En las jornadas de MadridEmprende había muchas personas con “quejas”. Quejas porque las empresas ya no les contratan (“como si no necesitásemos comer”, dijo una asistente) cuando cumplen una edad, quejas porque el ayuntamiento no les da suficientes ayudas, quejas acerca la falta de información… quejas, quejas, quejas. Cuando pregunto cuál es el principal obstáculo al que se tiene que enfrentar el emprendedor, casi todo son quejas o algo ajeno a ellos mismos. Con esta mentalidad es muy difícil ponerte en el papel adecuado para que tu empresa salga adelante.

Un emprendedor se parece más a Ulises (el de la Odisea), que tardó 10 años en volver a casa, tras innumerables peripecias y desvíos, convenciendo a los que remaban en el barco de que se hiciera lo que él prefería. Su planteamiento era el de un emprendedor: un objetivo claro y toda mi energía en lograrlo. Uno de los primeros pasos para ello consiste en poder ver exactamente de qué se trata lo que tengo entre manos (y no de qué me imagino que se trata). Hay que cambiar de paradigma.

¿En qué sentido tendrás que cambiar de paradigma?

  • Dejar de pensar que el mundo te debe algo.
  • Pensar que lo que parece “Obvio” desde mi paradigma actual, quizá no sea cierto. Por ejemplo:
    • Un buen producto no es lo único (ni lo más) importante para el éxito empresarial. La historia está llena de “buenos productos” que perdieron antes productos “inferiores”.
    • Lo importante para que tu empresa salga adelante son esas cosas que normalmente postpones (marketing, finanzas, ventas, sistematización)… Aunque siempre es bueno mejorar el producto, en su inmensa mayoría las pymes que no logran salir adelante cojean en los aspectos que menciono más arriba, no en la calidad del producto.
    • El trabajo de desarrollar la empresa es cosa tuya – y no el trabajo de desarrollar el producto. No pienses que lo harás si tienes tiempo. ESTE es el trabajo que diferencia una empresa de otra. Si no lo haces tú, ¿quién lo hace?
  • Dejar de esperar ayuda desde fuera.
  • Entender que si te pones por tu cuenta, ahora eres empresario y “lo suyo” sería que aprendieses en qué consiste. Como todas las profesiones, tiene sus fundamentos… ¿los conoces?

Para contestar a la pregunta inicial: ¿Ser empresario es para todo el mundo? Es para todo aquel o aquella que esté dispuesto a dejar de lado su idea de cómo debería de funcionar esto y aprender cómo funciona de verdad.

Si no lo haces, privarás al mundo de tu maravilloso producto o servicio, de tanto enfocarte en él…:-)