Leo en otro foros conversaciones sobre “la crisis” y qué hacer y las opiniones son tan variadas como personas participan. Sin embargo, parece haber un elemento común: o nos quejamos de cosas que no podemos controlar o intentamos inyectarnos una dosis de “Yes, we can”, o “A por ellos”, que parece llevar consigo un cierto halo de “no me lo creo ni yo y he de mantenerme eufórico para poder continuar“.

Sobre lo de quejarnos de cosas sobre las que no tenemos control, podemos hablar otro día. Pero hoy me gustaría hablar sobre el otro aspecto.

Creo que desde el punto de vista de una empresa, podemos preguntarnos qué es lo que nos traía negocio anteriormente. ¿Sabemos qué hacía que los clientes acudiesen a nosotros? ¿O simplemente nos dejábamos llevar, con mayor o menor acierto? De alguna manera parece que si no tenemos ni idea de qué hacer ahora, igual tampoco teníamos ninguna idea antes de la “crisis”, sólo que ahora no me llegan clientes si no me los trabajo, si no los busco activamente, si no ofrezco lo que buscan.

Las preguntas del párrafo anterior son otra manera de decir: ¿conozco mi nicho? ¿tengo un nicho? ¿sé por qué  compran mis clientes mis productos o servicios? Es decir, preguntas que he de hacerme antes de comenzar una estrategia empresarial.

Aunque parezca un poco fuera de lugar, quizá la “crisis” sea un momento para hacer lo que aún no he hecho: definir una estrategia para mi empresa (ganar mucho dinero no cuenta como estrategia :-)). Sin estrategia, es decir, sin plan, es muy difícil hacer nada más que intentar capear el temporal y no hundirme, en el mejor de los casos.

Es cierto que en general las pequeñas empresas no suelen tener un plan estratégico. Pero una empresa sin plan, es como un edificio sin planos: puede que logres construirlo y que no se venga abajo inmediatamente, pero no aguantará un viento fuerte, ni un temporal y tendrá goteras sin duda en cuanto llueva un poco.

Y digo que quizá este sea el momento porque cuando la economía va bien, tendemos a no hacerlo: recibimos clientes sin tener que estrujarnos el cerebro. Durante una etapa hemos podido vivir de la marea que nos traía lo que necesitábamos y lo confundíamos con ser buenos pescadores. Ahora la marea no trae nada y hemos de salir a pescarlo. ¿Estamos preparados para ello?