¿Qué haces? Un panadero hace pan, un tornero tornea, un cocinero hace platos de comida, un carpintero hace muebles, una abogada prepara y defiende pleitos, una empresaria… hace empresa.

Diseña, define, dirige y desarrolla una empresa. No hace otra cosa, en tanto que empresaria.

Y tú, ¿qué haces?

Imagínate a Montserrat… la acabas de conocer y te dice:
Hola, soy Montserrat, soy abogada. Estoy especializada en juicios rápidos…

¿Qué idea tienes de ella como profesional? ¿A qué se dedica?

Ahora, imagínate a la misma Montserrat… la acabas de conocer y se presenta: Hola soy Montserrat. Soy empresaria. Dirijo una empresa que facilita a las personas tener acceso a servicios jurídicos de manera inmediata

Parece lo mismo, pero a ambas presentaciones les separa un universo: la primera Montserrat vive en el mundo del profesional-autónomo (con la perspectiva que conlleva: lo que hago es ser abogada, especializada en juicios rápidos. Igual te interesa…);

La segunda Montserrat vive en el universo del empresario (con la perspectiva que conlleva: lo que hago es empresa, la empresa ofrece un bien a la sociedad y cubre una necesidad que hago explícita).

La idea que realmente tienes de ti, de lo que haces, condiciona en qué dirección te mueves y hasta donde puedes llegar.

¿Cómo saber si tienes, o estás desarrollando tu mente empresarial?

Te levantas pensando en cuánto dinero ganará tu empresa hoy, o en cómo vas a aumentar el valor de tu empresa hoy. No te levantas pesando en las tareas de “producción” que tienes hoy que hacer.

De hecho, tienes una idea de cuánto vale tu empresa en el mercado y eres muy consciente de las cosas que aumentan ese valor y cuáles lo disminuyen.

Pero, dices, si yo no quiere vender mi … despacho, estudio, empresa… No hace falta que la vendas, pero que sea “vendible” es una clave muy importante. Es justo la clave para saber si estás funcionando desde la mente de “trabajador autónomo”, o desde la mente de “empresario que se dedica a desarrollar su negocio”.

No te presentas nunca por tu formación (Hola, soy Montserrat, soy abogada…), sino por el grado más alto de lo que haces (Hola, soy Montserrat; soy empresaria. Dirijo una empresa que facilita a las personas tener acceso a servicios jurídicos de manera inmediata).

¿En qué universo vives tú? Tu empresa nunca puede crecer más allá de lo que cabe en tu mente… sin querer tú la sabotearás. Por eso no se trata de hacer “más”. Si la perspectiva, o el posicionamiento que tienes no es el adecuado, lo único que harás es cavar el agujero más profundo.

Más de lo que no funciona nunca es la solución.

De lo que se trata es de desarrollar y afinar la mente de “empresario”. Esto es lo que te permitirá hacer crecer tu empresa y lograr tus objetivos. Dirige tus esfuerzos a desarrollar la perspectiva adecuada, a desarrollar la mente de empresa. Verás como comienzan a aparecer oportunidades y situaciones que antes no veías. Y verás cómo tu empresa empieza a transformarse en algo que en algún momento puede estar a tu servicio, en lugar de tú al suyo.