Vale, lo admito, no tienes tiempo para todo.

La vida que llevamos la mayoría de las personas en el mundo occidental nos garantiza que nunca lo tengamos todo “hecho”. Siempre hay algo más que podríamos hacer: acabar de leer este libro, llamar a una amiga que hace mucho que no vemos, arreglar la grieta en la pared, retomar las clases de inglés, organizar las recetas, hacerme un plan de seguimiento financiero… y, y… y…

 

Esto tiene mucho que ver con el exceso de posibilidades que tenemos a nuestro alcance y que, curiosamente y contrario a lo que solemos pensar, es un factor de insatisfación.

 

Pero, si es cierto que no tenemos tiempo para todo, también es cierto que sí tenemos tiempo para lo importante.

¿Qué es lo importante hoy? ¿Qué es lo importante ahora?

Esta es la pregunta que deberíamos hacernos siempre, en cada momento, pues es lo que nos permite saber qué tenemos que hacer. Como verás, si te haces esta pregunta de verdad, la respuesta suele diferir a la que en realidad solemos contestar: ¿qué me apetece hacer ahora?

Y esta es la clave: saber o decidir qué es lo importante en este momento. Qué puedo hacer ahora mismo que sería lo mejor para mi empresa, familia, vida de pareja (o lo que sea que es prioritario para mí). Lo que solemos hacer, en lugar de esto, es dejar pasar el tiempo, ocupados en lo que va saliendo… y en esta vida, nunca dejan de “salir” cosas.

Si nos dedicamos a hacer lo importante, nunca más tendremos la sensación de que “no tenemos tiempo para todo”.

No hará falta tener tiempo para todo.

Una vez hecho lo importante, lo demás es secundario y lo hacemos o no lo hacemos según nos veamos de energía

¿Qué es lo más importante que puedes hacer hoy?