En muchas áreas de la vida nos podemos intentar escapar, o justificar, o escurrir el bulto con explicaciones, racionalizaciones, etc., de por qué algo no me sale, pero al final, lo que cuenta, lo que marca la diferencia, es lo que de hecho hacemos. El resultado que obtenemos está íntimamente ligado a lo que realmente hacemos (y no tanto a lo que decimos que hacemos, o los motivos por los cuáles nos decimos que no lo hacemos).

En concreto el ámbito de las ventas es particularmente “despiadado” en ese sentido: puedes dar(te) todas las excusas, motivos, razones que quieras, pero si no haces lo que necesitas hacer (te cueste o no), al final no obtienes los resultados que buscas.

Si nos dedicamos a investigar qué diferencias existen entre alguien que vende más y otra persona que vende menos, es muy difícil encontrar importantes discrepancias en conocimiento de producto, o incluso conocimiento de ventas (*). Lo que SIEMPRE diferencia a quienes venden más de los que venden menos es LO QUE HACEN.

Y tampoco es que hagan algo especial, o particularmente complejo, ni siquiera difícil. No se trata de conocimientos ocultos, de acceso limitado, etc.

Se trata de algo muy simple:

Hacer lo que saben que hay que hacer

  • Independientemente de si me gusta,
  • de si me apetece,
  • de si ahora ya tengo suficientes ventas,
  • de si no es “el mejor momento”.

Entienden que conseguir resultados en ventas es una cuestión de hacer las actividades básicas de venta (prospección, seguimiento de oportunidades, avanzar por el proceso de ventas, negociación…) día a día.

Si las haces, tus ventas mejorarán. Si no las haces, no mejorarán. Chimpún.

Así que sí hay una diferencia importante entre quienes venden más y quienes no lo hacen: los primeros no se dejan llevar tanto por lo que les apetece o no les apetece. Su manera de abordarlo se puede resumir en: Hago lo que hay que hacer, porque es lo que me llevará donde quiero llegar.

Y esta cualidad sí que vale la pena desarrollarla

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(*) Excepto lo esperable por la diferencia en tiempo dedicado. Es decir, que no se vende más porque se sabe más, sino que se sabe más porque se dedica más tiempo a la actividad de vender.